miércoles, 2 de diciembre de 2015

LAS COMETAS

Recuerda que es tu trabajo imaginar

Simplemente no recuerdo cuando fue el último día que puse una cometa en el aire y fue que miré mi primer monstruo, lo que sé es que ese día Milca me había dicho que sólo existía un Dios, un horrible y malvado Dios que clamaba cosas tontas, y todas con un costo violento, decidí dejarla por la paz, tal vez ese día el viento me tocaba la cara o movía demasiado el cordón  pues fue cuando todos nos volvimos y un enorme monstruo, un reptil gigantesco estaba en la ciudad, atorado, todo mundo se inclinó ante un Dios, pero yo me dispuse a dibujar y hacer bocetos, dos días duró esa cosa y se fue chitando como una gallina que pasa por un lugar del cual no debía ser vista, pero que hizo un santo desmadre, esta fue mi primer ilustración antes del monstruo ese, yo estaba viendo las cometas, pidiéndole al cielo perdón, ocultándome de las personas que me habían amenazado con cuchillos y ladridos de perros negros grandes, siempre estuve en un hoyo, pero creo que ese día era el último, mi talento como dibujante era patético, casi nadie lo dominaba o el que lo hacía era tan presumido que era capaz de clavarme uno de sus lápices graduados en mi ojo, aún así lo que yo quería era dibujar, no tenía un solo centavo en mi bolsa, y ese día que esa cosa apareció, corrí a mi casa, por suerte había electricidad y me dispuse a dibujar todo lo mejor que pude, sin importarme que un monstruo estuviera ahí afuera e hice una ilustración sensacionalista, lo único que quería era dinero, los golpes de aquella cosa en la calle retumbaban, yo sólo pintaba, las patrullas y sirenas inundaron mis oídos y dejé que fueran mi repertorio musical durante esas noches, nunca había hecho tal trabajo y cuando terminé me sentí como en esas caricaturas cuando algún personaje demasiado estúpido logra su  mejor acción del día, y sí, ahí estaba, el monstruo, tan curioso y chistoso, la gente me había dicho que mi estilo era infantil, pero esto pasaría a la historia, sí, tenía que pasar, y por otro lado Milca debería estar pidiendo a Cristo que solucionara esto, bien, que lo hiciera, pero yo ya había logrado mi cometido así que llamé a la imprenta –Joel, tengo una ilustración que te encantará- Joel siempre tuvo fe en mi y aceptó la ilustración, durante los siguientes días la ilustración viajó por varios estados, y le dio la vuelta al mundo, salía en las noticias y por más que otros ilustradores hicieron un trabajo mega realista, híper, no pudieron derrotar mi ilustración pues los niños se habían encariñado con ella inmensamente, tanto que se las mandaron imprimir en playeras, libretas, calcas, fue una revolución y tuve que seguir con mi trabajo, el mostro, un cuento sobre un monstruo que se atravesaba por una ciudad y tenía una vida chistosa, pues el monstruo que pasó por nuestra ciudad fue asesinado una vez que dejaron que avanzara a su hogar, pero los niños, los niños quisieron ver un final más alegre sobre esa cosa, y lo hice, yo fui el único que logró algo nuevo y llamativo. Milca me buscó para felicitarme, la verdad es que nunca quise aceptar una sola llamada, y el libro se vendió con gran alegría, y hasta ahora tengo más trabajo que nunca, mi estilo infantil llamó la atención de todas aquellas agencias que alguna vez me dijeron que no les interesaba mi trabajo, ahora hasta las conferencias de ilustradores, escritores y libros me querían en sus mesas de expositor, de algunas, las primeras que me dieron una patada en la cola, guardé sus nombres y hasta ahora nunca les he fabricado una sola ilustración.  No sé qué fue, un solo golpe de suerte o yo que sé. Pero tengo que aprovechar esta ocasión, no se vive para siempre...



Eterna felicidad aunque yo no la tenga, ustedes pueden :D

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